El miedo a fallar en la cama genera ansiedad y empeora el rendimiento, lo que garantiza un fracaso absoluto.
Si la situación se repite, puede llegar a provocar disfunción sexual.
Por ello, expertos internacionales dan las ocho recetas para triunfar bajo las sábanas.
Si la situación se repite, puede llegar a provocar disfunción sexual.
Por ello, expertos internacionales dan las ocho recetas para triunfar bajo las sábanas.
El deseo fue vencido por la impericia. Ávidos de nuevas experiencias comenzaron la batalla entre las sábanas, pero la cosa terminó en derrota y, envueltos en cien por cien algodón, guardaron silencio ante el mal trago.
Porque ellas estereotipan el encuentro, lo que las aleja del placer. Y ellos buscan una fórmula para no fallar, «lo que delata que creen que pueden errar, y eso genera una ansiedad que afecta al rendimiento y asegura el fracaso. Inclusive, si se repite, puede dar lugar a una disfunción sexual».
Lo explica Silvina Valente, miembro del comité de jóvenes de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología. Ella, junto con otros expertos internacionales, dan las ocho claves para disfrutar del buen sexo.
Lo explica Silvina Valente, miembro del comité de jóvenes de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología. Ella, junto con otros expertos internacionales, dan las ocho claves para disfrutar del buen sexo.
1 Relajación. Para ayudar a un hombre a reducir las probabilidades de tener dificultades de erección, algo que le ayuda a relajarse mentalmente antes de la actividad sexual es no hacer planes.
«No hay que planificar un momento romántico juntos, porque eso hace que se preocupe de las expectativas del coito y contribuye a la ansiedad», dice la terapeuta sexual y psicóloga estadounidense, Linda de Villers. En cambio, aconseja «hacer algo divertido, incluir la risa, el espíritu juguetón».
«No hay que planificar un momento romántico juntos, porque eso hace que se preocupe de las expectativas del coito y contribuye a la ansiedad», dice la terapeuta sexual y psicóloga estadounidense, Linda de Villers. En cambio, aconseja «hacer algo divertido, incluir la risa, el espíritu juguetón».
2«Trotar». El ejercicio moderado, como pasear al trote, montar en bicicleta, nadar u otras actividades vigorosas, «despierta las hormonas del bienestar y dispara la temperatura corporal, lo que facilita el flujo sanguíneo hacia los genitales de ambos sexos. Estos efectos últimos pueden durar hasta 90 minutos, así que después del ejercicio se puede ir a casa a jugar», afirma De Villers.
3 Pene bajo control. Los expertos destacan la importancia de sentirse más cómodo en todo lo relacionado con el miembro viril. Esto es, dejar de preocuparse por el tamaño, porque la actitud que uno mismo tiene hacia su pene también determinará la que tendrá la pareja ante el mismo.
Para controlarlo, dicen, «hay que bajar el ritmo mediante ejercicios de respiración. Gracias a ellos disminuye el ritmo de la excitación y ambos son más conscientes de lo que están viviendo. Así, se evita también la eyaculación antes de tiempo».
Para controlarlo, dicen, «hay que bajar el ritmo mediante ejercicios de respiración. Gracias a ellos disminuye el ritmo de la excitación y ambos son más conscientes de lo que están viviendo. Así, se evita también la eyaculación antes de tiempo».
4 Con uno mismo, lo justo. Es importante moderar la masturbación, porque si se dedica demasiado tiempo a satisfacerse a uno mismo se puede ver reducida la sensibilidad de los genitales.
5 pelvis en forma. Ejercitar el músculo pubococcigeo (que se contrae para interrumpir el flujo de orina y de forma involuntaria durante el orgasmo) permite que el clímax sea más intenso. ¿Cómo? Practicando los ejercicios de Kegel.
Tal y como comenta Emmanuele Jannini, miembro del comité científico de la Sociedad Europea de Medicina Sexual y profesor del departamento de Medicina Experimental de la Universidad de L’Aquila (Italia), «al ejercitar este músculo aumenta la capacidad de control de la erección del hombre y en las mujeres se incrementa su capacidad de tener un orgasmo».
Tal y como comenta Emmanuele Jannini, miembro del comité científico de la Sociedad Europea de Medicina Sexual y profesor del departamento de Medicina Experimental de la Universidad de L’Aquila (Italia), «al ejercitar este músculo aumenta la capacidad de control de la erección del hombre y en las mujeres se incrementa su capacidad de tener un orgasmo».
6 Cuerpo a cuerpo. «Es importante dejarse guiar por las emociones y crear un camino fluido de comunicación corporal, no verbal, que lleve a la creatividad y que no dependa de la erección perfecta ni del cuerpo agradable, sino de sensaciones libres y respetuosas», aclara Valente.
Porque una buena relación sexual no es un manual de posiciones coitales, sino un encuentro creativo. La experta insiste en que «el principal órgano sexual es el cerebro y una vez que lo relajamos, la piel es el principal generador de sensaciones y no el pene ni el fondo de la vagina».
Porque una buena relación sexual no es un manual de posiciones coitales, sino un encuentro creativo. La experta insiste en que «el principal órgano sexual es el cerebro y una vez que lo relajamos, la piel es el principal generador de sensaciones y no el pene ni el fondo de la vagina».
7 Experimentar. Dejarnos llevar por las sensaciones, animarnos a sentir. Valente matiza que debemos «darnos permiso para experimentar cosas nuevas. Desde una caricia en un lugar diferente hasta participar en un trío o un intercambio de pareja.
Todo si estamos sintiendo la necesidad. Saber que equivocarnos no es el fin del mundo, cuidar nuestro cuerpo y no exponerlo a enfermedades ni a que lo lastimen, y fundamentalmente tener fantasías. Jugar y jugar, porque hacer el amor es un juego», concluye la sexóloga.
Todo si estamos sintiendo la necesidad. Saber que equivocarnos no es el fin del mundo, cuidar nuestro cuerpo y no exponerlo a enfermedades ni a que lo lastimen, y fundamentalmente tener fantasías. Jugar y jugar, porque hacer el amor es un juego», concluye la sexóloga.
8 Más práctica. Sin duda, los expertos dicen que «el mejor ejercicio de todos es practicar sexo. Intentar recibir placer a través del placer del otro. Hay evidencias de que la actividad sexual estimula en sí misma la producción de testosterona», concluye Jannini.
Fuente: La Razón
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