Las personas con síntomas leves de reflujo gastroesofágico podrían utilizar ejercicios respiratorios para aliviarlos.
Un estudio sobre 19 adultos con la enfermedad, conocida por sus siglas en inglés como GERD, sugiere que ejercicios de "respiración abdominal" ayudarían a reducir el reflujo ácido y, quizás, la necesidad de usar fármacos para suprimir la acidez, concluyen los autores en American Journal of Gastroenterology.
"No estoy muy seguro de qué significan estos resultados porque es un estudio pequeño", dijo el doctor Neil Toribara, gastroenterólogo y profesor de National Jewish Health, en Denver, Estados Unidos.
Pero si otros estudios prueban que estos ejercicios ayudan a pacientes con GERD, el experto consideró que serán bienvenidos en el arsenal contra el reflujo gastroesofágico. "No nos preocuparían los efectos adversos", señaló el especialista, que no participó del estudio.
El GERD aparece cuando los ácidos estomacales suben al esófago, el órgano que conecta la garganta con el estómago. Eso produce una sensación de quemazón en el tórax. El problema estaría en el anillo de músculos de la base del estómago que se abre cuando no debería permitiendo que el ácido estomacal vuelva a subir.
Entonces, podría ser que la respiración abdominal profunda alivie el GERD al reforzar los músculos que rodean el diafragma, según opinó el doctor Karl Martin Hoffmann, autor principal del estudio.
Con su equipo, de la Universidad de Medicina de Graz, en Austria, Hoffmann reunió a 19 hombres y mujeres con GERD leve (sin erosión del esófago), pero lo suficientemente avanzado como para que necesitaran tratamiento con inhibidores de la bomba de protones, como omeprazol (Prilosec), lansoprazol (Prevacid) y esomeprazol (Nexium).
Al azar, el equipo dividió a los participantes en dos grupos. En uno, los pacientes aprendieron ejercicios de respiración abdominal con un fisioterapeuta que debían repetir todos los días durante 30 minutos. El otro grupo actuó como "control" (no aprendió los ejercicios).
Con un catéter nasal, el equipo determinó el nivel de ácidos en el esófago de cada participante.
Al mes, el grupo que había realizado los ejercicios ya no tenía tanto ácido en el esófago ni síntomas de acidez estomacal, lo que mejoró su calidad de vida.
A partir del primes mes, el resto de los participantes aprendieron los ejercicios. Nueve meses después, los que cumplieron el tratamiento físico empezaron a utilizan menos fármacos: un cuarto de la dosis semanal al inicio del estudio.
Pero sólo 11 de los 19 pacientes hicieron los ejercicios. Algunos dijeron que preferían los medicamentos; a otros les faltaba tiempo para hacer los ejercicios, y otros admitieron ser "muy holgazanes". Hoffmann y Toribara coincidieron en que los ejercicios tuvieron baja adhesión.
En general, la acidez frecuente (dos o más veces por día) es un signo de GERD. Muchas personas tienen esos episodios más esporádicamente: en Estados Unidos, 60 millones de personas tendrían acidez estomacal por lo menos una vez por mes, mientras 15 millones la sufrirían a diario.
Los fármacos para tratarla pueden ser costosos. Cada píldora de Prilosec y Prevacid cuestan unos 50 centavos de dólar; Nexium, que se vende bajo receta, cuesta más de 200 dólares por mes.
FUENTE: American Journal of Gastroenterology, online 6 de diciembre del 2011
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Por Amy Norton
Reuters Health
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